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Apicultura y sus tipos

Antes de hablar de la apicultura y sus tipos debemos conocer qué significa apicultura y para qué se lleva a cabo.

¿Qué es la apicultura?

El término apicultura se utiliza para referirse a la actividad de la cría y cuidado de las abejas, con el fin de obtener miel, y otros productos como la cera o la jalea real.

La apicultura ha estado muy presente a lo largo de la historia de la humanidad.

Existen vestigios de miel, encontrados en una vasija en un yacimiento neolítico de Anatolia (Turquía), cuya antigüedad es de 9.000 años. En tiempos remotos, la actividad apícola se basaba en cazar, en primavera, uno o varios enjambres de abejas en la naturaleza. Estos eran trasladados a colmenas fabricadas manualmente a partir de materiales como barro o troncos huecos.

Al terminar la estación estival, el apicultor eliminaba la mayoría de las abejas de las colmenas y extraía la miel de los panales. Para ello, en ocasiones se valía de técnicas muy diversas, como sumergir las colmenas en agua hirviendo. Así obtenían la miel y la cera.

¿Qué usos tenía la miel en civilizaciones antiguas?

Además de servir como edulcorante para endulzar postres, en el antiguo Egipto la miel tenía además otras funciones y usos nada corrientes actualmente.

Entre otros, la miel era empleada como ofrenda a los dioses, particularmente a Min, el dios egipcio de la fertilidad.

La miel era utilizada, además, como técnica de embalsamamiento en los pueblos egipcios y de Oriente Próximo.

¿Cuáles son los principales beneficios de la apicultura?

La actividad apícola reporta numerosos beneficios ecológicos, para la naturaleza, y socioeconómicos, contribuyendo al fomento y desarrollo de las pequeñas localidades donde se lleva a cabo.

La apicultura juega un papel clave en la polinización, indispensable para el desarrollo de la vida silvestre. Además, mediante la apicultura se obtiene la miel, cuyas propiedades y cualidades son muy variadas y saludables.

Gracias a la implicación de esta actividad en el mundo rural, la apicultura contribuye al desarrollo de las zonas rurales, combatiendo el efecto de la despoblación en pequeñas localidades.

Finalmente, la apicultura colabora en la supervivencia de las abejas, un polinizador indispensable en la naturaleza.

apicultor-panal

¿Qué necesita un apicultor?

Para el correcto desarrollo de su trabajo, el apicultor se vale de las siguientes herramientas:

La colmena. Éste será el hogar del enjambre de abejas, procedente de forma natural o que haya sido adquirida a otros apicultores. Las colmenas poseen cuatro partes diferenciadas: un suelo, cuadros, alzas y techo, así como diferentes dimensiones entre sí.

El ahumador. Es un instrumento cuya función radica en controlar a las abejas, empleando humo para ello. Estas, ante la presencia del humo, creen que se trata de un incendio y se retiran.

Otros: Palanca para manejo de cuadros, cera estampada, cepillo para desabejar, así como careta o máscara, guantes y calzado adecuados.

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¿Cuáles son los tipos de apicultura existentes?

Actualmente, podemos diferenciar dos tipos de apicultura: la sedentaria y la trashumante.

La apicultura sedentaria se caracteriza por la ubicación invariable de la colmena, necesitando una aportación de sustento artificial. Mientras que, la apicultura trashumante, maximiza la producción. Ésta consiste en variar la posición de la colmena en una zona geográfica, en base a la floración y disponibilidad del néctar o polen en la misma. Para ello los apicultores aprovechan los tiempos de floración de las especies existentes en la zona geográfica.

Es por esto que, a la apicultura trashumante se la conoce también como trashumancia de abejas.

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