La miel de calidad está envuelta por muchos mitos, hoy te contamos las verdades y te enseñamos a identificarlas, para que tu consumo sea el ideal y se adapte a tu vida cotidiana. ¡Empecemos por el principio!
¿Qué es la miel?
La miel es una sustancia resultante del proceso de recolección, por parte de las abejas, de secreciones dulces en plantas, como el néctar principalmente, y su posterior madurez en la colmena.
Uno de los factores más singulares de la miel es que, al igual que el resto de seres vivos, la composición bioquímica de una especie de planta es única. Por tanto, la composición de la miel contará con variaciones dependiendo de las diferentes especies de plantas que circunden el entorno de la colmena.
¿Cuántos tipos de miel existen?
Un factor determinante es, por tanto, la diversidad de plantas existentes en el radio de la colmena (aproximadamente, 1,5 km.).
Si en este radio predomina, mayoritariamente, una especie de planta, entonces estamos hablando de miel monofloral. Esto quiere decir que hay una especie dominante. En los casos en los que no existe una especie dominante, hablamos de miel multifloral.
Por ejemplo, pongamos que la colmena se encuentra en una zona de sotobosque o monte bajo, donde pueda existir un tomillar. En este caso, al ser la especie dominante el tomillo, la recolección será miel de tomillo. Un caso excepcional es el de las jaras. La jara es una flor que no tiene néctar, sólo polen, y a la miel resultante se la conoce como miel de milflores.
¿Cómo asegurarse de comprar miel de calidad?
Algunas de las claves más significativas que el consumidor puede tener en cuenta a la hora de comprar miel, son:
- Acudir a un apicultor cercano: El motivo es evidente y es que, por lógica, la miel tendrá una manipulación inferior para ser envasada. Además, en regla general, se garantiza una mayor frescura de esta. Un aspecto que tener en cuenta es la cristalización, que será más fácil que se produzca ante una disminución de la temperatura.
- Adquirir miel de una marca de garantía: Si no es posible acudir a un apicultor local, siempre es seguro comprar miel de una marca de garantía. Ésta, para poner en el mercado su producto, ha debido reunir una serie de condiciones y filtros de calidad que asegurarán al consumidor la calidad del producto que compra.
- Una correcta lectura de la etiqueta: Proporciona información esencial acerca del producto, además de datos que pueden tener relevancia para el consumidor.
¿Caduca la miel?
La miel es un producto no caduco. Aun así, se debe tener en cuenta la fecha de consumo preferente que figura en el etiquetado de esta. Esto es debido a que, cuanto más se aproxime la fecha de consumo preferente, menor será el aroma de esta.
¿Cómo garantizar que compramos miel fresca?
Es recomendable optar por las mieles de productores locales, o aquellas de origen más próximo atendiendo al etiquetado.
Además, la etiqueta proporciona información acerca del origen botánico de la miel: mieles suaves o más intensas dependiendo de la planta que determina su composición. Sin olvidarnos de las D.OP. (Denominaciones de Origen). Las mieles que están etiquetadas con dicha denominación cuentan con la garantía de la UE e indican su origen geográfico.
¿La miel es un producto adulterado?
La miel ha sido objeto de bulos, fruto de la desinformación, que aseguran que es uno de los productos que sufre más adulteraciones. Y nada más lejos de la realidad. El consumidor cuenta con la garantía de la marca comerciante de que, en el proceso de elaboración del producto terminado, se han respetado los procedimientos y las condiciones legales establecidas en la normativa vigente.
¿Las mieles más fluidas son de más o menos calidad?
La fluidez de la miel dependerá, principalmente, de la constitución química de esta y de su contenido de agua. Las mieles más fluidas poseen una mayor proporción acuosa. Ésta las hace más vulnerables a las transformaciones. Del color de la miel también dependerá la proporción de agua que contengan y, además, su sabor y valor en el mercado.
Existen, por tanto, unos límites de humedad establecidos para esta proporción con el objetivo de evitar que se pierdan la calidad y los atributos de este producto. Aunque hay excepciones, el límite general de humedad en la miel es del 20%.
Si el contenido acuoso de la miel es inferior a un 15% es probable que no alcance su estructura cristalina fina, endureciéndose. Así, no podría aprovechar ni alcanzar todo el potencial en aroma de esta.
Otro aspecto relevante que determina el sabor y calidad del producto es la acidez.
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