Las abejas llevan con nosotros mucho tiempo, pero en los últimos años debido al avance de la industrialización o al uso de pesticidas y a sus diversas variantes, las abejas están más en peligro que nunca.
Estas son mucho más que un pequeño insecto, tienen una función fundamental en los ecosistemas del planeta; se trata de la polinización. Ellas son las encargadas de polinizar vegetales en parcelas cercanas a sus colmenas, para que después otros polinizadores, como los pájaros, murciélagos u otras especies transporten el polen que recogen de esas flores para poder fertilizar las plantas.
Las abejas son las primeras en la cadena de la polinización y que el proceso de germinación de las semillas y el crecimiento de los frutos pueda llevarse a cabo, depende de ellas.
Y no solo eso, durante siglos, las abejas han beneficiado a las plantas, a las personas y al mundo, contribuyendo a la seguridad alimentaria y a la nutrición.
¿Por qué las abejas son tan importantes?
La elección del 20 de mayo para conmemorar el Día de Mundial de las Abejas, no es casualidad, puesto que coincide con el nacimiento de Anton Janša. Anton Janša fue pionero de la apicultura moderna en el siglo XVIII. Con esta fecha, se buscó llamar la atención de todos y dar valor a la importancia de las mismas y la necesidad que hay de protegerlas.
Es fundamental que se protejan a los polinizadores, y en especial a las abejas ya que todos ellos contribuyen al suministro de alimentos en el mundo, aportando una mayor diversidad a nuestros productos y dando lugar a una alimentación más variada.
Las abejas ayudan al desarrollo y a la sostenibilidad del planeta por ello aparecen dentro los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la ONU, en concreto la número 15 en el que se menciona la Vida de Ecosistemas Terrestres.
Es fundamental que las abejas sigan realizando su función, ya que, actualmente el 37% de las poblaciones de abejas en Europa está disminuyendo según el Informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas.
¿Por qué mueren las abejas?
El síndrome del despoblamiento de colmenas (SDC) es un parásito de origen asiático que se cría en las colmenas y esto provoca que se destruyan de manera masiva.
Por otro lado, el abuso de de agrotóxicos fitosanitarios (insecticidas) trae consecuencias como el despoblamiento de colmenas y en consecuencia, numerosas pérdidas en la producción de miel y otros productos apícolas.
El cambio climático también está mermando la población de las abejas. Algo que preocupa a la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, ya que el 75% de los alimentos globales dependen de la polinización. Otros polinizadores como abejas, aves o los murciélagos aglutinan un 35% de la producción mundial.
Si esta tendencia continua, algunos cultivos muy nutritivos para nosotros, como las frutas o los frutos secos tendrán que ser sustituidos por cultivos más básicos, como el arroz o la patata.
Con los años, también se han dejado de cultivar otros alimentos, como la alfalfa. Estos alimentos que eran muy nutritivos se han dejado de plantar y han sido sustituidos por otros cultivos plagados de herbicidas.
Peligro para el planeta
Gracias a la polinización, las abejas transportan el polen de una flor a otra, lo que facilita que, al tiempo que las abejas se alimentan del néctar de las flores, numerosas especies de plantas puedan reproducirse. De este modo, ayudan a mantener el equilibrio en la naturaleza.
Según estudios realizados por Greenpeace, el 75% de los alimentos que comemos las personas, y el 70% de las plantas dependen de la polinización de las abejas. Por tanto, si estas desaparecieran o simplemente disminuye su número, esto tendría un gran impacto para la vida en el planeta.
De hecho, numerosos investigadores afirman que sin las abejas, al ser humano sólo le quedarían unos años de vida; o que incluso se podría acabar con toda la vida en el planeta. Por ello, es de máxima prioridad, que en tiempos difíciles, se las proteja.
También podría interesarte: